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Terapia asistida con psicodélicos: Una nueva forma de tratar la salud mental


Los psicodélicos son una clase de sustancias que pueden producir cambios profundos en la mente, en nuestra percepción y el pensamiento. Se han utilizado durante siglos con fines religiosos y espirituales; pero en las últimas décadas, se han estudiado como tratamientos para una variedad de trastornos de salud mental: depresión, adicciones, estrés postraumático, miedo a la muerte para enfermos terminales, trastornos alimenticios, etc.

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La terapia asistida con psicodélicos (PAP por sus siglas en inglés) es un tipo de psicoterapia en la que se administra la sustancia enteógena a los pacientes en un entorno seguro y controlado, cuidando bien el “set & setting”.
Durante este proceso, el rol de la sustancia es ayudar a crear nuevas conexiones neuronales para cambiar de raíz los patrones de pensamiento y a que los pacientes puedan explorar sus pensamientos y emociones desde otra perspectiva y con menos reactividad. 

Las sustancias más estudiadas en este contexto han sido la psilocibina, la ketamina, el MDMA, la ibogaína y el ácido lisérgico o LSD.
Cada una de estas sustancias tiene sus propias características y efectos únicos. Estrictamente hablando, la ketamina y el MDMA no son considerados psicodélicos por su mecanismo de acción en el cerebro, y porque los pacientes no experimentan alucinaciones típicas de otras sustancias; sin embargo, sí logran crear un estado no ordinario de conciencia que les permite hacer el trabajo deseado. 


En este artículo queremos platicarte un poco más de estas sustancias y sus usos para las terapias asistidas con psicodélicos.
Antes de comenzar es importante aclarar que no se recomienda practicar ninguna de estas terapias sin antes acudir con un especialista de la salud mental, existen riesgos de desencadenar brotes psicóticos 


Psilocibina

La psilocibina es una sustancia química que se encuentra en la naturaleza en los hongos de la familia Psilocybe. 

La psilocibina con un enfoque terapéutico es la combinación de esta sustancia con psicoterapia para tratar ciertas condiciones psicológicas. Aunque durante muchos años se han considerado peligrosas las sustancias químicas inductoras de efectos psicodélicos como la psilocibina, las investigaciones más recientes muestran que pueden tener grandes usos terapéuticos como tratamiento médico para condiciones complejas, como la depresión resistente al tratamiento, TOC, ansiedad, abuso de sustancias, anorexia o TEPT. (worldsbest.rehab)

En este contexto, los pacientes pueden liberarse de las restricciones impuestas a la mente consciente a través de la misma experiencia psicodélica, donde la psilocibina ayuda a “reprogramar el cerebro” y nuestros patrones de pensamientos, además de que los cambios producidos durante la experiencia persisten en el tiempo.  La psicoterapia les permite discutir y descubrir los problemas emocionales profundos que surgen cuando se liberan de la inhibición social, el sesgo internalizado y los síntomas internos y externos de la condición de salud mental. 

A diferencia de los ISRS o antidepresivos convencionales, los tratamientos que contienen psilocibina (como microdosis) no necesitan tomarse todos los días, tienen mucho menos efectos secundarios y tampoco generan dependencia física, siendo una gran alternativa para muchas condiciones psicológicas. (REF)

Por ejemplo, en un estudio los pacientes que habían tomado psilocibina en macrodosis como herramienta para la depresión reportaron que todavía sentían un aumento de positividad hasta 14 meses después de tomar su última dosis.  (REF)

La evidencia crece cada día más y con menos tabú al respecto, por lo que su uso terapéutico es prometedor y eficaz para las condiciones de salud mental que no responden bien a los métodos de tratamiento tradicionales, como la depresión resistente al tratamiento y la dependencia del alcohol u otras sustancias. 


Ketamina

La ketamina fue sintetizada en 1962 con fines clínicos como anestésico para uso humano y veterinario, y para tratar el dolor crónico y la depresión.
Actualmente, ha demostrado ser especialmente útil para personas que han tenido una mala respuesta a otros tratamientos.

Esta molécula tiene la capacidad de provocar un estado de disociación, en el que el paciente se siente desconectado de su cuerpo y del entorno. Este permite la observación de pensamientos y experiencias desde otra perspectiva. Aunque también puede producir alucinaciones y otros cambios en la percepción, no es clasificado como un psicodélico “clásico” y es más bien clasificado como un disociativo que permite revivir recuerdos sin que estos mismos alteran al paciente emocional y fisiológicamente. Por ello ha probado ser muy útil para tratar a personas con síndrome de estrés postraumático. 

 

MDMA

El MDMA o 3,4-metilendioxi-metanfetamina, también conocido como éxtasis o Molly, es una sustancia psicoactiva que se utiliza para mejorar el estado de ánimo, la empatía y la conexión social. Su actividad en el cerebro se centra principalmente en aumentar la producción de dopamina, norepinefrina y serotonina, que genera un cambio en el estado de ánimo, el apetito, el sueño y otras funciones. También activa hormonas que afectan la excitación sexual, la cercanía emocional y la confianza. 

El enfoque terapéutico del MDMA combina su uso con la psicoterapia para tratar especialmente el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y también se empieza a estudiar su rol en terapia de parejas para aumentar la empatía y la sociabilidad; disminuye los miedos, con lo cual favorece la comunicación y la aceptación. ( nida.nih.gov)

Para los pacientes con TEPT, estas características pueden ayudar al paciente a procesar traumas emocionales y psicológicos de una manera más abierta y menos temerosa. (apder.org).

Hasta el momento, esta sustancia se encuentra bajo investigación clínica en la última fase antes de ser aprobada por la FDA. (https://www.nature.com/articles/d41586-023-01296-3)

Así como la ketamina, el MDMA tampoco suele clasificarse como un psicodélico típico porque no produce alucinaciones muy claras. Se clasifica como sustancia empatógena.

LSD

La dietilamida del ácido lisérgico o LSD es un alucinógeno sintetizado por primera vez en los años cuarenta y que se ha utilizado con fines recreativos durante décadas. Sin embargo, también ha sido estudiado al mismo tiempo como una herramienta para estudiar la mente.  

El LSD es una sustancia psicodélica que puede alterar la percepción, los pensamientos y los sentimientos del individuo. Estos cambios pueden permitir al paciente explorar y enfrentar sus problemas emocionales y psicológicos desde una perspectiva diferente.
Sin embargo, tomar LSD puede ser una experiencia intensa y a veces difícil, y puede traer a la superficie emociones y recuerdos dolorosos. Por esta razón, es crucial que la terapia asistida con LSD sea administrada por un terapeuta capacitado que pueda ayudar al paciente a procesar estas experiencias.

Además, aunque el LSD no es adictivo, puede conducir rápidamente a la tolerancia, lo que significa que se necesita más LSD para obtener el mismo efecto. Por lo tanto, su uso debe ser monitoreado cuidadosamente para evitar este efecto  y favorecer los resultados deseados. (medlineplus.gov.)


Ibogaína

La ibogaína es un compuesto natural que se encuentra en varias especies de plantas, especialmente en las de la familia Apocynaceae, también conocida como "iboga"  o Tabernanthe iboga. Tradicionalmente, la ibogaína ha sido usada por las tribus en África Central en ceremonias y rituales religiosos, por sus propiedades energizantes y hasta afrodisíacas.

Quizás este es una de las sustancias psicodélicas menos populares pero igualmente estudiada, donde se ha visto un gran potencial en el tratamiento de adicciones, particularmente en adicciones a opioides (drvorobjev.com). Un caso en particular donde se demuestra el éxito de esta herramienta es el narrado en la película “Dosed” (2019).

La terapia con ibogaína ha mostrado en distintos estudios que tiene la capacidad de aliviar significativamente los síntomas del síndrome de abstinencia en casi todos; sumerge al paciente en un estado en el que es capaz de concentrarse en las causas subyacentes de la adicción sin pasar por los síntomas que acompañan a la mayoría de los tipos de desintoxicación de opiáceos. (desintoxicaciondroga-clinica.com).

En las últimas décadas, la ibogaína ha cobrado relevancia en el campo de la salud mental y en tratamientos de adicciones a drogas como la cocaína, el crack, la heroína, la morfina, entre otras.
Los estudios han mostrado que 80% de los pacientes que han sido tratados con ibogaína han dejado por completo sus adicciones. Pero esta sustancia no solo se usa para tratar dependencias físicas, sino también los aspectos psicológicos de la adicción, ya que su consumo conduce a un estado introspectivo que permite a los pacientes explorar sus problemas emocionales y psicológicos de manera profunda.

En 2016, una asociación llamada Alianza Global para la Terapia con Ibogaína (GITA), lideró un proyecto que incluyó a numerosos profesionales médicos y proveedores de tratamiento y desarrolló, por primera vez, lecciones tanto de la práctica clínica como de la investigación médica sobre cómo garantizar la seguridad de la detección y el seguimiento del tratamiento con esta sustancia, así como un consumo sustentable de esta planta. 

Además del tratamiento para adicciones, se ha demostrado que es eficaz en el tratamiento de la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático.


Las terapias asistidas con psicodélicos aún se encuentran en sus primeras etapas de desarrollo, pero los resultados de los estudios clínicos han sido prometedores. Estos tratamientos tienen el potencial de ayudar a millones de personas que sufren de trastornos de salud mental.


La evidencia hasta ahora

La evidencia científica que respalda las terapias asistidas con psicodélicos es limitada, pero creciente. Algunos estudios han encontrado que los psicodélicos pueden ser eficaces en el tratamiento de la depresión, la ansiedad, el trastorno de estrés postraumático, la adicción y otros trastornos de salud mental.

Un estudio de 2020 encontró que la psilocibina fue más eficaz que el placebo en el tratamiento de la depresión resistente al tratamiento. El estudio encontró que los pacientes que recibieron psilocibina experimentaron una reducción significativa en los síntomas de depresión después de solo una sesión de tratamiento.

Otro estudio de 2021 encontró que el MDMA fue más eficaz que el placebo en el tratamiento del trastorno de estrés postraumático. El estudio encontró que los pacientes que recibieron MDMA experimentaron una reducción significativa en los síntomas de TEPT después de sólo 12 semanas de tratamiento.

Estos estudios son prometedores, pero se necesitan más investigaciones para confirmar los resultados. Las terapias asistidas con psicodélicos aún no están aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), pero se están realizando ensayos clínicos para determinar su seguridad y eficacia.

Las terapias asistidas con psicodélicos son un nuevo y prometedor enfoque para el tratamiento de los trastornos de salud mental, que tan solo en los últimos 3 años ha logrado avanzar mucho y en muchos estados de EUA, y en otros países como Australia incluso han sido aprobados como un tratamiento psiquiátrico seguro. Solo recordemos que, aunque estas sustancias tienen potencial de sanar, también es necesario consumirlas con precaución y con intención en el entorno adecuado.